viernes, 18 de noviembre de 2011

Sola

De pronto, cerraste la puerta. Y le diste una patada a mi alma. Fue un golpe rápido. No me dio tiempo a asimilarlo. Mis entrañas estallaron en mil pedazos y se desparramaron por el comedor

-“¡Vuelve!”, te rogué impulsivamente con rabia contenida.

 Mientras, una llave giraba lentamente dentro de la cerradura hasta condenarme a un aislamiento total. Estaba encerrada.



-“Por favor, no me dejes aquí”, volví a implorarte mientras me afanaba en recoger aquellos fragmentos de mi alma que se habían dispersado por el salón. Minúsculos grupúsculos de emociones que se perdían por los rincones de un hogar desangelado.

Tan sólo alcancé a escuchar unos pasos que se perdían en la lejanía, alejándose más y más…

Estaba encerrada. Con mi dolor, mi alma desparramada y mi grupúsculo de confusas emociones. Sola de nuevo.

martes, 1 de noviembre de 2011

El retorno

Ya había madurado. Le enseñaron a medir sus palabras. A reprimir sus impulsivas ganas de llorar cuando algo le quemaba las entrañas. A no comunicar a sus allegados sus miedos e inquietudes.




Una vez lo hubo aprendido, decidió regresar. Para expresarse sin medida. Para reír y llorar por doquier. Para gritar a los cuatro vientos sus sentimientos.

Fue entonces cuando volvió a la vida...